No notarás mi ausencia el primer día.
Seré como esa ampolleta que falla en la mañana.
Seré sólo un silencio que se hizo permanente
la ausencia de esa música que da vueltas en tu cabeza.
No notarás mi ausencia pasada la semana.
Seré el vacío en esa silla que siempre está en casa.
Seré sólo la omisión de una palabra en el aire
la escasez de conversaciones que solían ser costumbre.
No notarás mi ausencia al pasar el tiempo.
Seré sólo el vuelo de un ave que cantaba siempre en tu ventana.
Seré sólo la desaparición de un anhelo
que quisiste hacer costumbre y no lo lograste.
Mas antes de que lo entiendas
la ampolleta será necesaria al caer la noche
el silencio una incomodidad que aturde
el canto del gorrión una alegría que extrañas
la conversación una retahíla de ideas que no dijiste
y la silla seguirá vacía, invariablemente.
Seré privación, omisión, vacío
la privación de las caricias
la soledad, la tristeza, la añoranza.
Un alejamiento, desaparición,
la despedida que se vuelve huída y destierro.
Mas la silla seguirá vacía, invariablemente.
Mía.
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