Hay palabras que no me atrevo a decir
Ideas que no me atrevo a pensar
Deseos que preferiría no sentir
Caricias que pretendo no entregar
Y aún así me descubro extrañándote
como se extraña un recuerdo antiguo
una historia que no tuvo inicio
una frase que nunca salió de mi boca
¿Cómo se extraña un deseo?
¿Cómo extrañar el afán de hacer
palpable el capricho de este cuerpo
que opone resistencia a la prudencia?
Y aún así me sorprendo evocando
la frase que no nació
el mimo que no recibí
el contacto que no hizo carne.
Son ausencias que calan el centro
que sumergen el entendimiento
en el caos de la vehemencia acorralada
el frenesí que de tanto apasiguar, sangra.
Pero prudencia manda
a ser cauto en la memoria
someter el arrebato
olvidar para seguir sobreviviendo.
Mía.
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