Explica, ¿por qué ya no eres tentación
y no estás en ninguna parte?
Es la ironía de yacer desnudos
y no preveer la ausencia del deseo.
El epigrama de una declaración
de amor mal llevada.
La sentencia de una tristeza a medias
condenada a la inesxistencia.
Aclaremos algo, ¿cuándo se olvidó el delirio
y Eros nos abandonó a nuestra suerte?
Es el declive de la sensualidad
el dictámen de lo cotidiano en nuestros huesos.
El retraso de una epístola
que pudo solucionarlo todo.
Los retazos de una historia
que tuvo poco de histeria
mucho de sensatez
demasiado de mesura
poco de concupiscencia.
Mía.
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