Por la noche, cuando tu cabeza se pose sobre la almohada, cuando tus ojos se cierren y comiences a caminar por tus sueños, mi reflejo se posará sobre tus párpados cansados.
Seré sólo un sueño y no entenderás por qué aparezco en tu memoria, sin permiso, sin apremios, sin consentimiento previo.
Por la noche, cuando camines rumbo a la nada, con la cabeza gacha, buscando en el pavimento vestigios de bermejos cabellos eternizados en ideales románticos e infantiles, verás sólo hebras oscuras guiando tus pasos con paciente sabiduría hacia una senda donde el placer no duele, donde el sentir no es pecado, donde el amar es sólo otro más de los pasajes de la historia.
Seré pesadilla entonces, porque no entenderás de dónde surgen esas dudas que apremian tu evidencia de aliado sin condiciones, tu certeza de amante constante, tu convicción de espera paciente.
Por las noches, soñaré que las caricias no son pasajeras, y mi sueño penetrará tu sueño, y apareceré descalza sobre las arenas de aquel mito que pone recebos en tus ojos para hacerte dormitar hasta la mañana.
Será fantasía ese sueño y no estarás aquí por las mañanas. Porque yo no seré Ella, tú no serás Él, nunca seremos Nosotros mientras sigas perdido en las tinieblas del insomnio, mientras sigas atado al madero que lleva al lobo vestido de espanto.
"Los Sueños de José" de Susana Poblete.
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