Qué importa lo que seamos tú y yo, si hoy nos dormimos mientras observábamos el devenir de los tiempos.
Siento frío y es tu cuerpo quien acalora mi cuerpo. Siento hambre y es tu sangre la que alimenta mis venas. Y que importa lo que seamos tú y yo si mañana despertaremos y el tiempo no será el mismo.
Sentiré frío y tu cuerpo no tendrá calor. Sentiré hambre y tu sangre habrá acabado. Nuestras razones serán poco importantes entonces cuando el tiempo sea otro y estemos suspendidos entre dos épocas que desconocemos y que nos molestan.
Y quizá sus ideas nos aburran, las ideas de estos años que detuvieron nuestra andanza.
Lo que sucede es que el tiempo se volvió un tema recurrente en nuestras palabras y todo porque un día nos dormimos mientras hablábamos de tiempos inmemoriales y ese mismo tiempo se volvió loco a nuestra espalda.
Brice Echenique escribió hace tiempo otra amigdalitis. Ésta es mi amigdalitis, porque al igual que la otra protagonista, seré sólo Mía.
lunes, abril 25, 2005
Dormidos en el Tiempo
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