jueves, marzo 31, 2005

Manifiesto

El mundo está sobre una escalera negra. Nadie sabe si sube o baja. Nadie sabe si rueda o rebota. No sabemos cuando vamos arriba y cuando abajo. Decía Mafalda que los sudamericanos éramos sub desarrollados porque estábamos de cabeza. Pero, ¿quién nos asegura que ese es el orden verdadero? ¿quién dice que en realidad arriba es lo correcto? ¿quién puede afirmar que en verdad arriba es realmente arriba?

No sabemos bien para qué llegamos a este mundo posado sobre una escalera negra. La incertidumbre nos determina, somos víctimas de un determinismo al que buscamos oponernos con teorías filosóficas sobre la evolución, el libre albedrío o la imposición de la moda. El determinismo nos ataca a modo de "planes de vida", tendencias de la moda o imposiciones sociales que consentimos por cumplir, por ser aceptados.
Decía Zulypanta que hoy es imposible simplemente ser sin tener una etiqueta. Punkies, trasher, emos, electrónicos, anarkistas. Simples etiquetas para sentir que somos parte de algo sumidos en una sociedad que nos determina a carecer de expectativas, que nos castiga por cuestionar el orden, que nos limita para ser parte de ella.

Incluso las tribus urbanas que viven al soslayo de lo socialmente aceptado se ven en la obligación de aceptar el orden para contraponérsele y vivir así a su manera.
En este contexto, los desequilibrios sociales acumulan descontento. Las masas han hablado en otros lugares de Latinoamérica y nosotros nos mantuvimos ajenos, nos informamos por TV. ¿Qué pasa cuando los medios analizan la violencia de los jóvenes, catalogándola de vandalismo o delincuencia? ¿Cuál de los supuestos líderes de opinión cuestiona entonces qué responsabilidad nos cabe para generar en nuestros jóvenes tal grado de descontento que deben destruir para sentirse escuchados, para sentir que son parte de algo?

Manifiesto que ya no creo en nada. Manifiesto que busco recuperar al hombre por el hombre, a la mujer por la mujer, a la persona por la persona. Manifiesto que creeré sólo cuando el respeto del otro como legítimo otro sea Ley Divina. Por ahora, sólo queda manifestar.

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