Es distante la nobleza
el tiempo puede ser eterno
y la distancia perpetua.
Y aún así el recuerdo
seguirá tejiendo caos
en la memoria.
No habrá sonrisa entonces
ni polvo de estrella
que alegre la rutina.
Porque los imposibles
avanzan a paso firme
como riego de realidad.
No tendremos oportunidad alguna
de imaginar figuras en la nubes
o renombrar las estrellas.
Más siempre tendremos la venia
después de la despedida
la casualidad que nos da esperanza.
Y sonreir en la distancia
y recordar en la espera
y acariciar nuestras memorias.
Mía.
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