Un caracolito dibujaré en tu espalda
haciendo un camino por las curvas de tu cuerpo.
Y las caracolas nacerán desde mis dedos
para acariciar el borde de tu cuello.
Mil caracoles, mil caracolas,
llenaremos de caparazones el caminos.
Corazones de caparazones
los caracoles de la caracola
que recorren mi espalda
y eliminan la pereza
y eliminan la tristeza
y regalan madrugadas
repletas de gemidos y sonrisas.
Y dejamos rizos como huellas
mientras caminamos
rizos pintados de placer
rizos teñidos de sudor
rizos repletos de alegría
rizos carentes de pudor.
Brice Echenique escribió hace tiempo otra amigdalitis. Ésta es mi amigdalitis, porque al igual que la otra protagonista, seré sólo Mía.
miércoles, agosto 20, 2014
Recuerdos
Hay voces que no deberíamos oir
pequeñas apariciones de un pasado
que nos avergüenza y nos paraliza.
Las voces de la memoria
no siempre traen buenas noticias
no siempre traen buenos presagios.
Hay recuerdos que me ponen triste
como esa mañana en que quise despedirme
y ella ya no estaba.
Hay momentos en los que me desconozco.
No soy ni caliz ni tormento.
Nadie me conoce. Tú no me conoces.
Hay días calcados de una melodía
Días de cantos enloquecidos
Y de traiciones fugaces.
pequeñas apariciones de un pasado
que nos avergüenza y nos paraliza.
Las voces de la memoria
no siempre traen buenas noticias
no siempre traen buenos presagios.
Hay recuerdos que me ponen triste
como esa mañana en que quise despedirme
y ella ya no estaba.
Hay momentos en los que me desconozco.
No soy ni caliz ni tormento.
Nadie me conoce. Tú no me conoces.
Hay días calcados de una melodía
Días de cantos enloquecidos
Y de traiciones fugaces.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)